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¿Quieres abrir una nueva ventana en un muro pero no quieres o no puedes permitirte hacer un boquete en la pared y armar un estropicio? Un espejo de tipo ventana puede ser la solución.
Su diseño sirve para simular ser una ventana y gracias a las características inherentes de un espejo, permiten reflejar otra fuente de luz y aumentar la profundidad simulando un efecto similar al de una ventana real.
Realmente, es un recurso decorativo muy vistoso, actual y económico que aporta mucha luz y amplitud a los espacios.
Existen dos tipos principales: los rectangulares y los abovedados. Cada uno transmite una sensación distinta y elegir entre uno y otro es sólo una mera cuestión de hacerlos encajar con el resto de la decoración.
Sin embargo, recuerda que tanto unos como otros tienen la particularidad de estar subdivididos para simular ese aspecto de ventana característico, por lo que no son la mejor opción si su uso principal es ser usado para mirarse en ellos.